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Soy hombre: ¿cómo puedo ayudar a combatir la violencia hacia la mujer?

  • Viernes 6 de marzo de 2020
  • 18:27 hrs
  • Autor: Camila Barrueto Prieto
Fotos de Bárbara Ramos

Fotos de Bárbara Ramos

No golpear a una mujer, no significa que se esté aportando a la no violencia hacia ellas. Hay un montón de otras formas en las que se puede herirlas como, no reconocer su esfuerzo, no cumplir con las labores en la casa, hablar de ellas y sus cuerpos, son ejemplos también de violencia que ellas buscan que se terminen.

A lo largo de la historia las mujeres han sido delegadas de una serie de espacios, ya sea en la política, la educación, los negocios, el deporte, entre otros; y aquello ha causado que se genere una desigualdad y violencia hacia el género que se ha perpetuado hasta el día de hoy.

Es por eso que, una serie de grupos organizados de mujeres están haciendo un llamado a reivindicar los derechos de las mujeres y a visibilizar una serie de conductas que se deben acabar.


Este 8 de marzo, es el día de la Mujer y en honor a aquello, millones de féminas en todo el mundo saldrán a las calles, para decir alto a los abusos, y a demostrar lo unidas que están para detener la violencia hacia ellas.

Si bien ya muchas conocen de qué se trata el movimiento, y cómo pueden aportar a él, en su mayoría quienes aún no comprenden y siguen violentando a las mujeres son los hombres.

A veces se cree que por no golpear a una mujer ya se está colaborando; sin embargo, existen otras conductas que promueven y avalan futuras agresiones. Es por eso que representantes de distintas agrupaciones de la región del Maule quisieron explicar de qué forma los varones pueden ayudar las mujeres.

¿Qué significa que una marcha sea separatista?

La marcha de este 8 y 9 de marzo es separatista, o sea, que la convocatoria solo invita a mujeres y a los cuerpos feminizados, es decir, a las mujeres transgénero y transexuales, ya que, por el hecho de tener esa condición, muchas veces son doblemente violentadas.  

Las razones de aquello, dice relación con tres aspectos: el deseo de generar un espacio seguro y que solo puede lograrse estando entre mujeres, conseguir una reivindicación de todos los espacios de los cuales han sido segregadas, y para demostrar unidad frente a la misma violencia que las ha afectado a lo largo de la historia.



Karina Solís, miembro del colectivo “Hijas del trueno”, señaló que en muchas oportunidades han visto cómo los hombres hacen un pésimo uso de los espacios. “En muchas ocasiones las chicas que asisten a las marchas se han encontrado con sus abusadores, y se tienen que restar de una marcha que es de ellas”. En ese sentido, hizo hincapié en que una forma en que los hombres pueden ayudar es respetando esa decisión.

Claudia Gonzales, parte de la coordinadora 8M y miembro de la ONG Matria Fecunda, dijo que “se entiende que hay hombres que apoyan este movimiento hacia la no violencia de la mujer, pero parte de ese apoyo es también respetar los espacios que están dirigidas sólo a nosotras. En ningún momento ellos deben tomar protagonismo porque el centro ese día somos las mujeres”.

¿Cómo puedo apoyar siendo hombre?

Si bien los hombres no son bienvenidos en la marcha, hay varias cosas que ellos pueden hacer para apoyar la huelga. Claudia Gonzales, agregó que la idea es que ellos se pongan a disposición de las mujeres y así asegurarles que puedan participar del espacio feminista.

Un ejemplo de ello es: atender a los hijos e hijas, si hay mujeres a cargo de cuidar a adultos mayores o a personas que tengan alguna enfermedad o discapacidad, también encargarse de eso, de las comidas y limpieza de la casa, labores que finalmente deben ser compartidas, pero que socialmente siempre han recaído en la mujer. 


En ese punto, Karina Solís, destacó que allí ellos pueden ir tomando conciencia de que la responsabilidad de la crianza, educación y labores domésticas también es suya. “Hay que terminar con esas expresiones de que ‘este hombre es maravilloso porque ayuda en la casa’, porque es su deber también”, reiteró.

Karina Valdés, de “Vivas nos queremos” y miembro de la coordinadora 8 M, recalcó que otra forma de aportar es reconocer lo mucho que se les exige a las mujeres. “En los empleos se nos pide trabajar como si no tuviésemos familia, y en nuestra crianza también se nos exige cuidar de los niños como si no tuviésemos empleo y otras responsabilidades, entonces si tú lo analizas, el hombre no tiene esas presiones”, contó.

Agregó que una forma de aportar es que se asuman roles paritarios, que las mujeres sean responsables del 50% que nos corresponde y que los hombres se hagan cargo del otro 50%.

Desconstrucción en los círculos masculinos

Hay una serie de frases o conductas que los hombres tienen muy normalizados y que de alguna forma aportan a la violencia hacia la mujer. Entre ellas están las bromas sobre el cuerpo de las mujeres, su sexualidad y sobre las diversidades.

Al respecto, Catalina Navarrete, miembro del colectivo “Hijas del trueno”, indicó que es importante que se frenen entre ellos mismos. “Es necesario tratar a atreverse y a hablar con su círculo de amigos. Se da mucho que más de alguno tiene pensamientos más feministas; sin embargo, no corrigen las actitudes o dichos machistas”, expuso.



Catalina también hizo la invitación a es escuchar de forma pasiva. “Sería bueno que no nos dijeran “¡Ay que exagerada!”, cuando estamos contándoles sobre hechos que realmente nos ponen incómodas y que deseamos que cambien”, expresó.

Bajo esa línea, Karina Solís, dijo que tampoco es labor de las mujeres decirles a los hombres qué hacer, porque estarían haciendo exactamente lo que los hombres han hecho con ellas siempre. Entonces, señaló que “sería interesante que ellos, por iniciativa propia, se reunieran y conversaran de esos temas, de la emocionalidad, que muchas veces no la muestran porque la crianza patriarcal no se los permite”, comentó.

Claudia Cáceres, parte de la ONG Domodungu y miembro de la coordinadora 8M, agregó que también hay eliminar esa costumbre de gritar a las mujeres cosas en la calle sin que nadie haya preguntado su opinión, “dejar de estereotiparnos, con colores, con la manera de vestirnos. Es importante que se digan entre ustedes que los chistes machistas no son graciosos, cuestionar sus propias conductas abusivas, y corregir las de otros hombres independiente que sea un amigo o familia”, llamó. 


Otra forma de aportar es respetando el derecho de decidir. Así lo explicó Claudia Gonzales, quien dijo que temas como “decidir sobre si queremos o no ser madres, sobre cómo anhelamos que sea nuestro parto, si decidimos o no esterilizarnos, etcétera; pasen por las dueñas del propio cuerpo, porque actualmente todas esas decisiones pasan primero por las leyes, y por las parejas que muchas veces creen que les pertenecemos a ellos”, puntualizó.

Las conversaciones a través de redes sociales, ya sea a través Facebook, o los grupos de WhatsApp también ocultan cosas que generan violencia. Claudia Cáceres, invitó a quienes no quieren ser parte de eso a atreverse y a salir de esos grupos donde se envían fotos, videos y stickers que bromean y sexualizan con el cuerpo femenino.


Publicidad sexista

La publicidad es otra área que también da cabida a tipos de violencia hacia la mujer. Karina Valdés, explicó que allí se da la violencia simbólica, es decir, cómo el cuerpo pasa a ser un objeto de deseo de los hombres y de la sociedad.

Recordó que ejemplo de ello, son los comerciales de alcohol, cigarros, incluso los de uniformes escolares. “Llegamos al punto de que las marcas muestran a cualquier cuerpo que sea femenino viéndose sexy, incluso el de las niñas más pequeñas”.



Claudia González, complementó esa información y señaló que eso también afecta al autoestima de las mujeres, porque se sigue el estereotipo de la mujer perfecta que aparece en el comercial y nos sentimos mal con nosotras mismas por no parecernos a ellas.

La ayuda comienza en la primera infancia

Una forma de eliminar esas conductas es no mostrándolas como ejemplo a los más pequeños. Muchas veces en la crianza se ven los llamados micromachismos, que son frases o actitudes cotidianas pero que aportan de igual forma a los estereotipos.

Catalina Navarrete, señaló que eso puede verse cuando los adultos dicen que “el azul es para los niños y el rosa para las niñas, que llorar es de niñita, tratar a las mujeres de locas o exageradas”, etcétera.

Karina Solís, agregó que otro ejemplo de micromachismo que se ve desde temprana edad es la interrupción. “Observamos que el hombre necesita interrumpir a una mujer cuando está hablando, o bien, volver a repetir exactamente lo que ella dijo pero llevándose él el crédito, aseverando así, que tiene el poder de la inteligencia”, explicó.

Claudia Gonzales, destacó que esto también se puede ver en la elección de los juguetes. “Para las niñas, la ollita, la cocinita, la muñeca, las tacitas y todo rosado, en cambio para los niños se escogen, herramientas, autitos y dinosaurios, todo en tonos cafés, azules y verdes”.

Detalló que lo anterior, también afecta a los hombres desde pequeños, porque les quitan la posibilidad de involucrarse en actividades que siempre han sido propias de la mujer, como criar a los bebés, cocinar, limpiar, o bien, mostrar su emocionalidad, llorar, y expresar sus sentimientos sin que nadie les diga que son débiles.

Aclararon que si bien con este movimiento se pretende conseguir la reivindicación de derechos de las mujeres, también se quiere lograr la igualdad entre hombres y mujeres. Es decir, que los varones tampoco se vean coartados por lo que de niños se les enseñó que hicieran o dijeran. 

Por lo tanto, trabajar también en la educación no sexista en los niños desde sus primeros años, es de igual forma un aporte para que un futuro existan adultos y adultas más conscientes sobre estos temas.

Recordar que la violencia de género, y los femicidios, parten también allí, en la familia y en cómo el núcleo más cercano se relaciona. La invitación es a reflexionar sobre las mujeres que están en los círculos de todos: hijas, hermanas, parejas, y madres, y en cómo no les gustaría que nadie las vulnerara, dañara, ni faltara el respeto jamás.