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Así fue el día en que un geólogo descubrió la Mina Escondida

  • Miércoles 25 de octubre de 2023
  • 12:55 hrs

Jaime Oyarzún lideró por tres años los sondajes, hasta que en 1981 dio con el enorme yacimiento.

El geólogo Jaime Oyarzún lideró la búsqueda de la Mina Escondida en mayo de 1981, que se convertiría en una de las minas a tajo abierto más productivas del mundo, administrada por la compañía BHP Billiton. Trabajando en medio de la nada, lideró un equipo de operarios en sondajes que duraron tres años. Finalmente, en el pozo 6, a más de 200 metros de profundidad, encontró una muestra de calcosina (sulfuro de cobre), que confirmó la existencia de la mina. La mina fue nombrada "Escondida" debido a su carácter esquivo en sus tres años de búsqueda. 

La historia de su hallazgo es un testimonio de la perseverancia y el conocimiento geológico. Según recoge el medio LUN, Oyarzún con su experiencia se dio cuenta que había dado con algo importante. “Yo ya tenía años de circo y noté que habíamos encontrado algo”. Con el sigilo del minero que no quiere que otro buscador lo madrugue, se dirigió a la carpa y escribió una carta de su puño y letra dirigida a Francisco Ortiz, el geólogo jefe de las faenas. Luego envió por camioneta el mensaje y la muestra a Antofagasta, donde el equipo de laboratorio confirmaría que había dado con la mina que se había ocultado por tres años. “Estaba muy contento, obviamente, sentí una gran satisfacción por haber hecho un trabajo importante. ¿Celebramos? No hubo una fiesta no por nada el estilo, pero los que trabajamos allí vivimos en mucha camadería, conversamos, reímos e hicimos amistades que duraron años”, recuerda.

Tras el descubrimiento, continuaron las exploraciones para determinar el tamaño del yacimiento. Durante ese proceso,  los trabajadores encontraron una tetera de aluminio como las que usaban los mineros del salitre, y usaron el artefacto como una referencia. La publicación de la minera recuerda que los operarios decían por ejemplo “el sondaje está a 300 metros de la tetera”. Posteriormente, se instaló una réplica más grande de la tetera con un letrero que decía "Cuesta la Tetera."

Hoy en día, no queda rastro del utensilio, pero se conserva una foto que atestigua esta historia de perseverancia y éxito en la minería.